Wajxaqib’ B’atz – Celebración del Año Nuevo Lunar Maya
“Antes, nuestros abuelas y abuelos no usaban fósforos como nosotros. Entonces había que cuidar el fuego para que no se apagara. Entre la ceniza, se guardaba la brasa, para luego juntar el fuego nuevamente. Así tenemos que hacer nosotros con nuestros saberes ancestrales y prácticas espirituales; debemos cuidarlos, juntarlos y enseñarlos a las nuevas generaciones para seguir avanzando en la construcción del Buen Vivir.” Así se expresó la comadrona y ajq’ij Maya Kaqchikel, doña Angelina Sacbajá Tun, en una de las tres ceremonias que celebró la Asociación Pop No’j, con motivo del Wajxaqib’ B’atz.
El 15 de marzo de 2022, la Asociación Pop No’j se unió a la celebración del Wajxaqib’ B’atz (8 Mono), inicio de un nuevo ciclo de 260 días, el Cholq’ij o calendario lunar que orienta la espiritualidad maya.
El Cholq’ij está constituido por el paso de los 20 nawales por los 13 niveles de energía (20 x 13 = 260) y coincide con el período de gestación de una o un niño en el vientre de su madre. Es día de fiesta para los Pueblos, ocasión en que también se entrega su trabajo a los nuevos ajq’ijab.
De manera simultánea, en los territorios Mayas Kaqchikel, Mam y Popti’ en Paxil Kayala’ (Guatemala), personal de Pop No’j desarrollaron Ceremonias Mayas para dar la bienvenida al nuevo año lunar. Se ofrendó para agradecer por la vida y las posibilidades de hacer nuestro trabajo con las comunidades. Se pidió para que Pop No’j continúe y se fortalezca en el tiempo, aportando positivamente a los procesos de los Pueblos. “La ofrenda fue bien recibida”, se nos dijo.
En Iximché, doña Angelina habló sobre la resistencia y la lucha por los derechos de los Pueblos, en especial de las mujeres, los jóvenes y la niñez, muchos de ellos migrantes. Comentó que las prácticas de la espiritualidad Maya han sobrevivido a lo largo de más de 500 años después de la invasión, pero que por mucho tiempo tuvieron que mantenerse ocultas, en secreto. Es hasta después de la Firma de la Paz, tras la guerra interna de 36 años, que se logra el reconocimiento de los 4 pueblos que habitamos el territorio que hoy es Guatemala y, particularmente, de la Cultura Maya y sus prácticas espirituales. El que ahora las ceremonias se hagan al claro costó la lucha y las vidas de muchísimas personas y comunidades. Hoy son una fuerza para continuar. “No hay que olvidar el pasado porque es vida, hay que trabajar en el presente porque es vida y sigamos para que el futuro sea también vida”, dijo.
El desafío que tienen los Pueblos es que “el fuego no se apague”; que seamos capaces de resistir y seguir luchando para hacer efectivos los derechos de las personas y los Pueblos.