Nota de Juan José Hurtado
El Día Oxib Tz’ikin (24 de marzo de 2021), una alianza de organizaciones, liderada por NISGUA y entre las que se encuentra Pop No’j, llevó a cabo un webinar titulado “Derechos Humanos de laos Pueblos Indígenas en la Migración”. En el mismo participaron: Luis Marcos, Maya Q’anjob’al, de la organización Pixan Ixim; Juanita Cabrera, Maya K’iche, de la Liga Maya Internacional y Giovanni B’atz, Maya K’iche, investigador, todos radicados en los Estados Unidos, moderado por Edna Sandoval, de NISGUA– la Red de Solidaridad con el Pueblo de Guatemala –.
A continuación, un resumen de lo expresado:
La y los panelistas se autodefinieron como parte de la Diáspora Maya que se encuentra en Estados Unidos.
De hecho, la mayoría de migrantes guatemaltecos en dicho país son personas Mayas de diferentes comunidades socio-lingüísticas. Esto coincide con la estructura racista y colonialista que se ha instaurado históricamente en Guatemala, que ha empobrecido y marginalizado más a los Pueblos Originarios, lo cual les fuerza a migrar.
Los Pueblos Originarios se han visto obligado a desplazarse en distintos momentos de la historia de Guatemala: durante la invasión y colonización española (1524); con la implantación del cultivo del café como principal cultivo de agroexportación (1871) que implicó mayor concentración de tierras en manos de los latifundistas; durante la Guerra Interna (1960 – 1996), debido a la represión contrainsurgente; y ahora, frente a la expansión neoliberal, que desarrolla las industrias extractivas, los monocultivos – especialmente de palma aceitera – y otros megaproyectos.
Las personas Mayas que migran a los Estados Unidos no lo hacen de manera realmente voluntaria, sino que forzados por la pobreza, pobreza extrema, falta de oportunidades y distintas violencias.
Los Estados Unidos no puede desentenderse de la responsabilidad que le corresponde en esta migración forzada pues sus empresas han sido parte de esa expoliación, su gobierno ha respaldado golpes de estado y dictaduras militares o ha dado respaldo a gobiernos corruptos.
Cuando las personas indígenas migrantes llegan a los Estados Unidos, se les invisibiliza; no se les reconoce como personas de los primeros pueblos que habitaron Abya Yala (nombre en idioma guna para el Continente Americano) pues les llaman “hispanos” o “latinos”, cuando su origen no es europeo, sino que son de Pueblos Originarios. Esta invisibilización es parte del racismo.
En consecuencia, no se les reconoce sus derechos específicos como parte de los Pueblos Indígenas, como el derecho al idioma propio. Les hablan en inglés o en español, cuando muchos de ellos son monolingües en su idioma indígena materno. La barrera lingüística los coloca en mayor desventaja.
Se hizo un recordatorio de los casos más conocidos de niñas, niños y jóvenes que en los años recientes han muerto bajo el control o a manos de la Patrulla Fronteriza, que simbolizan el racismo estructural y el trato que reciben: Claudia Patricia Gómez González, joven de 20 años de edad, Maya Mam, a quien un agente de la Patrulla Fronteriza le disparó y la mató (23 de mayo, 2018); Jakelin Ameí Rosmery Caal Maquín, Maya Q’echi, de 7 años, quien estaba bajo custodia de la Patrulla Fronteriza (8 de diciembre de 2018); Felipe Gómez Alonzo, Maya Chuj, de 8 años (25 de diciembre de 2018); Juan de León Gutiérrez, Maya Ch’orti’, de 16 años, quien murió en un hospital de niños de Texas (30 de abril de 2019); otro niño Maya Chorti’, de dos años y medio, quien falleció (14 de mayo de 2019); Carlos Gregorio Hernández Vásquez, joven Maya Achi’, de 16 años (diciembre de 2019), detenido y procesado cerca de Hidalgo, Texas.
El racismo debe entenderse, no como hechos sueltos o aislados, sino que son una estructura de opresión, producto de una historia de dominación y despojo de los pueblos originarios.
Sin embargo, los Pueblos Indígenas siguen resistiendo, construyendo vida, afianzados en su historia, su cultura y Cosmovisión.
Reafirmaron que lo que piden es ser tratados como humanos, como personas con derechos, reconociendo su identidad. Dijeron que: “los Pueblos Indígenas sólo pedimos ser tratados como iguales.”
La y los panelistas dijeron que deben hacerse efectivos los derechos de los Pueblos Indígenas, como son el derecho a la identidad, al uso de su idioma, al reconocimiento de su cultura y saberes ancestrales, a ser tomados en cuenta y consultados; también y especialmente su derecho al territorio. Recordaron que uno de los motivos de mayor conflictividad en Guatemala ha sido la tierra. Y recordaron que el derecho fundamental de los Pueblos Indígenas es el derecho a gobernarse y decidir por sí mismos.